- Año: 2003
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Fotografías:David Frutos
Con un gran contenedor que de cabida a las toneladas de pescado que llegan diariamente a un puerto de pesca como es el de Águilas, se consigue una imagen integrada con el paisaje portuario gracias a la utilización de materiales como el hormigón, el vidrio y el acero. Con la madera, nos acercamos más a la escala humana, creando un ambiente más cálido.
En el contexto que nos encontramos para realizar la intervención, la propuesta para realizar el edificio de la lonja parte de la concepción de un conjunto de volúmenes prismáticos, sobre los que destaca una pieza central tratada de forma independiente y que se contrapone al resto no sólo por su forma, sino también por los materiales utilizados.
Se ha buscado una imagen rotunda, un volumen potente que quede perfectamente integrado en el entorno en el que nos estamos moviendo. Un entorno cuyas principales características son la gran escala que proporcionan los buques en sí mismos y las dársenas de hormigón armado.
La sala de subastas se conforma en un volumen central de apariencia ligera y transparente que se levanta sobre los muros de hormigón que forman las dependencias anejas. También se producen diferencias en el tratamiento de las cubiertas; en la sala de subasta nos encontramos con una cubierta de cinc ligera para no sobrecargar la estructura de grandes luces, mientras que el resto de las piezas se resuelven con cubiertas planas más convencionales, acabados de grava, pavimento transitable o lamina de agua, respondiendo a necesidades distintas.
Las comunicaciones verticales entre las distintas plantas se resuelven en un elemento vertical. La torre, que alberga las escaleras y los ascensores, marca el acceso a los compradores y se constituye en hito del nuevo puerto.
El primer volumen que percibe quien se aproxima por la dársena desde el centro urbano es el conformado por la zona de venta al público y la escalera exterior que invita al visitante curioso a ascender al mirador, desde donde se contempla el proceso de subasta o el mar, además de poder acceder a una cafetería. Esta pieza tiene una cubierta inundada que rebosa sobre una lámina de agua a cota 0.00 que recorre la fachada sur en todo su recorrido, marcando la dirección hasta la entrada principal de compradores autorizados. Este juego de reflejos produce una relación con el agua de mar que rodea el edificio.
Existen dos tipos de espacios sirvientes que rodean la sala de subasta, los de tipo industrial o tratamiento de pescado, que se ubican a lo largo de la crujía norte, y los de tipo administrativo y de atención al público que se localizan en la crujía sur. Las circulaciones de pescado y de personas son independientes confluyendo únicamente en la gran sala central.
El tratamiento de estas dos crujías es completamente diferente, puesto que la zona de tratamiento de pescado y zonas de frío es un volumen muy compacto y cerrado para conseguir así un mejor aislamiento, mientras que la zona de oficinas es muy abierta para obtener la máxima iluminación natural posible. Existe un control solar mediante unas lamas superpuestas al vidrio que protegen de la incidencia directa.
A lo largo de la dársena, y apoyadas en el muro de contención existente se localizan setenta y cinco casetas para artes de pesca. La cubierta de estas casetas se conforma como paseo que conecta con el paseo existente al lado de la escollera.